La Unicef y dos organizaciones más evaluaron el dinero que los fondos climáticos han destinado en los últimos 17 años para atender la crisis climática. Encontraron que un porcentaje muy bajo ha estado destinado a atender las necesidades de los niños.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!En las últimas décadas, y cada vez con mayor frecuencia, en distintos escenarios internacionales y multilaterales, donde se aborda la crisis climática que enfrenta el planeta, un tema que ha ganado bastante relevancia: de dónde saldrá la plata para financiar las acciones que los países deben emprender para mitigar y adaptarse al cambio climático.
Esto, en términos más concretos, se conoce como los fondos climáticos y han estado en el centro del debate en las últimas conferencias sobre cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre las razones, porque los países más vulnerables al cambio climático le exigen a los países más ricos, que a su vez son los que más han contaminado, que aporten más recursos en estos fondos.
Sin embargo, como advierte un informe recién publicado y que fue elaborado por Unicef y las organizaciones humanitarias Plan International y Save the Children, hay un tema relacionado con estos fondos climáticos que estaba pasando inadvertido a lo largo de este tiempo: ¿cuánto dinero de estos fondos estaba dirigido a apoyar acciones dirigidas a la infancia?
La pregunta, explican las organizaciones y la agencia de la ONU, es clave si se tiene en cuenta que más de 1.000 millones de niños alrededor del mundo corren un “riesgo extremadamente alto de sufrir los efectos de la crisis climática”, de acuerdo con el Índice de Riesgo Climático para la Infancia elaborado por la Unicef. (Le recomendamos: La discordia por los planes para construir una vía en Risaralda)
La respuesta corta, tras analizar el destino de estos fondos en los últimos 17 años, es que ha sido muy poco. Del total de todos los recursos, solo 2,4 % estuvo destinado a apoyar acciones dirigidas a la infancia, lo que supone una inversión de 1.200 millones de dólares.
Para determinar este porcentaje, que incluso puede estar sobreestimada, según aclaran, los autores del informe se centraron en tres parámetros: Abordar los distintos riesgos que sufren por la crisis climática, reforzar la capacidad de recuperación de los servicios sociales críticos para la infancia y potenciar a los niños como agentes de cambio
Paloma Escudero, asesora especial de UNICEF para la defensa de los derechos de la infancia frente al cambio climático, señaló que “los niños están expuestos al menos a uno —y a menudo a varios— riesgos climáticos. La financiación e inversión necesarias en materia de adaptación de servicios sociales críticos, como la sanidad y el agua, ante riesgos climáticos son insuficientes y no tienen en cuenta las necesidades urgentes y específicas de los niños. Esto debe cambiar”.
Ante esta realidad, Escudero y los autores de informe, instaron a los fondos multilaterales para aumentar la inversión relacionada con los niños.